Este grupo parece serio y lo incluyo como uno de los pocos que he encontrado que tienen una propuesta básica para reconstruir Argentina, horacio.
“El diálogo social como motor del cambio...
Somos hombres, mujeres y jóvenes, provenientes de diferentes experiencias militantes, tanto partidarias como sociales, que creemos en la Política como instrumento para crear alternativas que nos permitan salir de la profunda crisis social, política, económica y cultural en la que estamos, dentro de un marco democrático.Somos concientes de que nuestro país requiere un profundo cambio cultural. Cambio que debe incorporar nuevos valores y reemplazar otros. Pero por sobre todas las cosas debe instalar la Igualdad como pilar fundamental en la reconstrucción del país; la Solidaridad, para reemplazar el individualismo; y la Justicia y la Verdad, para lograr la recomposición social y recuperar la Dignidad.Una Democracia real en la Argentina deberá recoger la rica experiencia de los movimientos sociales como los piqueteros, los jubilados, las mujeres agropecuarias, los ahorristas, las asambleas barriales, las fábricas recuperadas o reconvertidas, junto con las más tradicionales experiencias de la lucha sindical, de las mujeres, de los jóvenes y del movimiento estudiantil y de todas aquellas causas de trascendencia pública.Sólo así podrá concretarse un nuevo proyecto de país que incorpore lo popular y refunde lo nacional. Está en nosotros ser partícipes de este cambio, ya que ésta es una oportunidad histórica para definir claramente qué queremos ser y hacia dónde queremos ir.Por todo esto, hemos decidido poner a consideración de todos/as Uds. los pilares que creemos centrales para poder concretar esta difícil, pero maravillosa, tarea.Una nueva ética ciudadanaEl clientelismo, los negocios privados que se confunden con los asuntos públicos, la dominación corporativa, la partidización y el amiguismo en el acceso a los cargos judiciales y técnicos son consecuencia de una tergiversación del sentido democrático. Cuando el Estado no asume la responsabilidad que le cabe y prescinde de observar las normas jurídicas más elementales para su funcionamiento termina penalizando tramposamente el reclamo social mediante el desamparo, la represión y/o la persecución penal arbitraria. Y este es un peligro aún latente.La solución está en nacer de nuevo como sociedad, asumiendo errores y responsabilidades y renunciando explícitamente a repetir la historia. Hoy necesitamos reconstruir nuestra voluntad de transformación social profunda. Y esto no es más que asumir nuestro compromiso con la Justicia, con la Paz, con el Diálogo y con la Solidaridad, en una construcción colectiva que nos permita acceder al derecho de la dignidad humana y a una nueva prosperidad para todos y para todas. Aquí residen los pilares del desarrollo económico y la justicia social, y los pilares de una nueva ética ciudadana.Distribuir universalmenteNo podemos afirmar que existe igualdad de oportunidades cuando para un individuo es prácticamente imposible acceder a su bienestar. La igualdad de oportunidades significa algo más que una mera posibilidad.Asimismo, estamos convencidos que una auténtica reforma política es la que construye ciudadanía, y por ello hay que poner fin al clientelismo y a las “cajas negras” de la política. Y esto sólo se logra con una política universal que tenga como fundamento la no diferenciación en el otorgamiento.Es decir, establecer para la totalidad de los/as ciudadanos/as del país la posibilidad de contar con un ingreso básico garantizado fiscalmente, y de esta forma, que no sólo sea posible prevenir que las personas caigan en situaciones de pobreza extrema, sino también, permitir formas más eficientes y equitativas para el funcionamiento del mercado de empleo y subempleo.Refundar la RepúblicaLa República respeta, promueve y defiende el Estado de Derecho, la efectiva división y el control de los poderes públicos –que permite proteger los derechos de los individuos-, la responsabilidad de los funcionarios y la publicidad de los actos de gobierno, la igualdad, la autonomía y la dignidad de las personas, la deliberación pública y la necesidad de construir instituciones estables.Si nos pidiesen señalar un rasgo sobresaliente de nuestro sistema institucional, deberíamos resaltar la brutal distancia entre las prácticas políticas reales y lo que prescribe el sistema jurídico formal.En este sentido, a nuestro entender se vuelve fundamental el establecimiento de un sistema institucional que consagre la distribución del poder y la cohabitación entre el mérito para el acceso a la mayoría de los cargos públicos y la participación popular amplia, que genere reglas institucionales que impidan la hegemonía y la concentración del poder y reconstruya un Estado capaz de representar los intereses generalizables.En síntesis, refundar una República donde valga la pena vivir, en la que cada ciudadano y ciudadana sean respetados y donde se luche contra la humillación, la mentira, la entrega y la exclusión"
sábado, 16 de diciembre de 2006
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